domingo, 13 de enero de 2013

Sin nuestro latido

Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma, y es verdad porque el mio, me lleva cada noche al hueco que te nombra, y le hablo y le suelto, una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas, luego apago tus ojos y duermo con tu nombre besando mi boca. Ay amor mio, que terriblemente absurdo es estar viva, sin el alma de tu cuerpo y sin tu latido. El final de esta historia, enésima autobiografía de un fracaso que nos sirva de ejemplo, porque hay quienes afirmamos que el amor es un milagro que no hay mal que no cure, pero tampoco que nos dure cien años, y se que casi nos salva, lo malo son todas las noche que mojan mi mano... Aunque todo ya es nada, no se porque te escondes y huyes de mi encuentro, por saber de tu vida no creo que vulnere ningún mandamiento, tan terrible es el odio que ningún te atreves a mostrarme tu desprecio  pero no me hagas caso lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.

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