Y finalmente un día desperté de un letargo de vida aburrida en blanco y negro. Decidí tomar el pincel de mi destino, y pintando en cada esquina un arcoiris en mi camino, tome las gotas que este sangraba, fui mi artista y mi mecenas, pinte el lienzo en blanco de mi vida, coloreando mis sentidos... Pinte de azul mi cielo y mi mar, a todo mi entorno emotivo. Azul al sonido de los charcos de las olas de mar, al olor de aire puro y a los vientos con suspiros. Azules los ojos de aquel príncipe, ese de los cuentos con finales felices mentidos. Pinte de trazos rojos mi ira, rojo al sabor agridulce, los sellos sin versos, rojas la palabras prohibidas, esas encerradas en torres de ladrillos, dejando las almas en los muros de los testigos. Rojo sangre al delirio, la vergüenza y a el sabor de los números en negativos. En verde pinte los campos abiertos, verde al tacto de libertad, y al olor del cultivo. Verde el olor de la menta inhalando esperanza , y exhalando paciencia, la compra de piedad y la venta de clemencia. Verde la textura de las cuerdas tensas de la humedad. Diluí de amarillo mi cordura, del tono del desierto en donde apoyo mis pasos certeros. Amarillo el sol que entibia, que broncea, aquellos centímetros de una piel en desconsuelo. Amarillo al ácido y el relamido, el sonido tibio de la arena, y el sabor en si mismo del respiro. Tonos morados a mis perversiones, del tono de la uva que te embriaga el alma de placer, las prohibiciones, el color de los vicios, el tacto de la lujuria, olor puro a encaje, y el sabor puro de una guitarra en una canción. De negro mis vacíos, el color de las paginas sin testigos,. En gris medio la pureza del silencio, y en beige crema el olor de las pausas en mis caos compulsivos. De blanco roto el tacto de mi lienzo, el olor a la ausencia, y en blanco perla la textura de la inocencia. En un color nuevo, ese color que todavía no le tengo un nombre, el sabor de mis sueños expresados en tinta, en una pintura muda, en un pincel salado y en una historia Nueva con firmas.!